miércoles, 10 de diciembre de 2008

Hematofilia

Cual ninfa silenciosa y oscura, la noche lucía majestuosa sobre aquel lúgubre y antiguo cementerio. El frío se dejaba sentir con toda su crudeza calando hasta los huesos.

Entre tumbas en ruinas y lápidas carcomidas. Un hombre con una alteración psicosexual desenterró y extrajo de su féretro un cadáver recién sepultado. Preso de su incontrolable trastornó parafilico lo sacó de la bolsa mortuoria arrojándolo sobre una cripta cercana.

Cuando mórbidamente iba a cometer el deleznable acto de ultraje sobre aquel cuerpo inerte y pálido. Él incauto necrófilo, sorprendido y lleno de terror sintió como la aparente occisa; después de abrir los ojos se abalanzaba sobre su cuello, perforándole mortalmente la yugular con sus afilados colmillos.

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