lunes, 15 de junio de 2009

Moda andrógina

Con mi mente como un monitor apagado, desconectada de mi cerebro que luchaba por retomar el control de mis sentidos. Vestido con un traje abullonado de terciopelo y detalles de metal, caminaba inerte por un escenario urbano complejo lleno de grandes espectaculares iluminados con lámparas de alta definición. Mi entorno visual era un poco borroso pero alcance a observar a personas de aspecto raro que entraban y salían de un enorme establecimiento cargado partes anatómicas sobre sus hombros. En un estado de total confusión, sin saber que hacer o hacia donde dirigirme seguí deambulando entre las luminosas calles.

Una molestia en la parte baja de mi espalda que se extendió hasta el abdomen me hizo detener y gemir de dolor. Llevé mis manos a esa zona y sentí una ligera protuberancia lineal que rodeaba toda mi cintura. Miré intrigado; era una apenas perceptible cicatriz de cirugía. Un escalofrió de temor recorrió mi cuerpo lentamente. Me senté en una pequeña banca tratando de poner en orden mi caos mental. Me sentía aterrado, la espantosa incertidumbre que vivía en esos momentos me mataba.

De pronto, sentí unas inmensas ganas de orinar. Así que busqué hasta que encontré un callejón sin mucho transito. Me aseguré que nadie estuviera viendo y bajé el cierre de mi pantalón. Cuando iba aligerar mi carga… no tenía con que desaguar.

Mi aspecto viril se perdía de la cintura a los pies. Sentí ganas de gritar, ganas de correr, pero me tranquilice. Volví a mirar que nadie estuviera curioseando, con dificultad y un poco de dolor me puse en cuclillas, mi vejiga se vacio completamente. Busqué entre mis bolsas con que asearme. Lo único que encontré fue una factura de Transformaciones para la red, S.C. a nombre del Sr. Hugo Nébula. En la cual se desglosaba el pago de un trasplante de órganos femeninos, tejidos anatómicos de la parte inferior del cuerpo y la instalación de un circuito integrado para modificar la psique. Comencé a sentir vértigo y síntomas de vomito que afortunadamente pude controlar.

Con nerviosismo y en estado de mayor perplejidad, salí de aquella callejuela. De inmediato fui interceptado por dos fuertes mujeres utilizando vestimenta masculina, las mire asustado. Me inyectaron algún sedante por que empecé a sentir unas enormes ganas de dormir. Pero alcance a escuchar que una de ellas me decía: No se preocupe, Sr. Hugo, se nos olvido instalar el chip que le activará su nueva personalidad. Ahora si, cumplirá su sueño de ser verdadero andrógino en el ciberespacio.

5 comentarios:

Habitaciones rojas, pensamientos negros dijo...

Pequeño olvido!!! Muy bueno tú relato. Ya esta ficción nos está alcanzando...

Besos rojos,
HR.

" LADRON DE BUENA SUERTE" dijo...

MUY BUEN RELATO,RECOMIENDAME LO QUE FUMAS PARA TENER TANTA CREATIVIDAD. IMPRESIONANTE....

Anónimo dijo...

Hola, javier. Llegué hasta tú blog porque me hizo reir un ocurrente comentario tuyo en "El living". Curioseando tu perfil, en tus gustos musicales ví reflejados muchos de los míos, donde se aprecia una buena mezcla de décadas... y donde se notan nuestros "añitos", jejej!!!
En cuanto al cuento, que es lo principal aquí por cierto, me gusta el ingrediente ciencia-ficción. Imaginativo, y entretenido. Bien contado. (Por si te interesa, hay algunos detalles para corregir en la ortografía)
Bueno, te dejo mi humilde opinión, que ojalá no te moleste, esperando que subas más cuentos para seguir pasando por acá. ¡Saludos desde Argentina!

Javier Alfaro Martínez dijo...

Gracias por tu visita y comentario, Lauri.

No me molesta, al contrario te agradezco tu observación. Tendré más cuidado al respecto.

Nuevamente gracias y bienvenida.

Lili dijo...

AMIGO TE DEJO UN BESO Y MI DESEO DE QUE SIGAS MUY BIEN EN EL TRANSCURSO DE LA SEMANA BUENAS TARDES.